Poema de Amalio Jiménez











DEL ADIOS

No me quieres dejar, ni yo tampoco.

Será nuestro final dura agonía

que yo iré masticando día a día

y tu irás acercando poco a poco.


Tres veces sonará: tres latigazos

de vapor serán punto de partida.

Me iré llorando en ti: seca mi vida

y rota, por tu amor, en mil pedazos.


Recordaré, Melilla, que me hiciste

profeta y pescador sin merecerlo

y sobre mí arrojaste tu pecado.


El cáliz de dolor que me ofreciste,

quise, Melilla, por tu amor, beberlo,

para morir, por ti, crucificado.


Amalio Jiménez