Colaboración de Adelaida Díaz Gálvez














LA OTRA NATURALEZA

La naturaleza salía a mi encuentro, me abrazaba me desbordaba, aquel perfume necesitaba tocarlo exprimirlo.

Los árboles eran como joyas ella y la música de los jilgueros.

El ver el agua por rosadas cascadas me hacían percibir lo cercano que estaba Dios.

Estaba cansada de tantas nefastas informaciones, me paralizaba el miedo y decidí evadirme del gris asfalto.

Allí todo era grandioso, yo le hablaba a los arbustos a tanta brillante plantación. Ellos no me contestaban a gritos aunque aseguro que se alegraban de mi presencia.

La primavera estaba escondida medité de la melancolía que me invadía en la gran ciudad. Me admiraba de la lentitud de las tortugas y reproche el estrés que a tantos nos invade.

Decidí disfrutar de aquella paz solo seria por unas horas dejaría esos sonidos que a diario me atormentaban.

¡Que tristeza dejar todo esto! Por poco tiempo borro de mi mente todo mis agobios.

Volvería a la selva humana donde apenas deparamos en los demás a aspirar el aire que huele a gas y donde en el cielo apenas se ven estrellas, donde la gente camina seria, cabizbaja ... Rodeada de carteles y pintadas que revindican tantas cosas y no consiguen nada.

Le dije adiós a los helecho a los pinos los setos. Mandé besos a esos tan altos que casi tocan el firmamento, a todos los centenarios, a los panales que regalan miel a todas las aves y insectos.

Regresé trasportada en una oleada de felicidad. Allí me esperaban mi hogar mi perro mis libros, mis plantas. Todo esto me hace feliz, son mi otra naturaleza que me siguen dando felicidad.

Adelaida Díaz Gálvez

a-diaz@hotmail.es