Poema de Manuel La Parra Ripio











SENSACIONES

Y cayó incesante lluvia
arañando mi cara,
como raudales de lágrimas
que por mis arrugas,
formen torrentes sin calma
de salados sabores,
minerales de cuerpo y alma
son mis llantos, que resbalan.

Y por la superficie de mi piel,
curtiendo esa mi faz
de mi soñolienta esperanza,
arraiga en su existencia
la tersura múltiple del agua,
despejando de mi demencia
la oscuridad que me embarga
quizá, por naturales tardanzas.

Surcos y a la vez planicies
cuando no, sinuosas manchas,
las que en juventud eran tersuras
purezas de aire en montañas,
son uñas ahora, que en mí se clavan
como laceros sudores fríos,
glaciales que de mi piel emanan
despidiendo ruinas ya ajadas.

Siento que la lluvia es más fría
cuando entonces era templada,
antes yo enardecía y resoplaba
ahora tirito y mi piel es morada,
pero amo la lluvia bienaventurada
sea esta tardía o sea adelantada,
es aquel su agradable frescor
el que hace tenga joven el alma.

Que la lluvia caiga incesante
aunque descubra mi cuerpo yerto,
que importa si ya no siento
que descarne más mis viejos huesos,
agua habrá para tanta sed en sediento
incapaces como todos somos,
de dar de comer al hambriento
al menos, que sea sedante al sediento.
Manuel La Parra Ripio