Poema de Carpino











AMADO


Amado, inesperadamente cierto;

como ciertamente el mar va hacia la arena

con sobresaltos de olas rompientes,

colores, caracolas; sin más que del mar su fuerza.

Me encuentro sujeta por el dintel de tus querencias

y me hago aljibe que calma tu sed

con lluvia de estrellas y luces de luciérnagas,

hasta mecerme en un ritmo sin tregua,

que dejo resbalar al abrigo de mi esperanza

en el cauce lleno de mi propia existencia.


Amor, cuando me haga aire, un aire silente,

yo seré tu sombra y el primer ensueño

que guardes en tu estancia y tu forma;

donde el aturdido fuego sellado en abrazos,

arrollándolo todo, se haga magia y luz infinita,

disfrazada y dispersa, renacida y sujeta.


Mientras, el mar, bordará mi imagen

en tu arena mullida y caliente.

Esta imagen te abraza y te venera

porque eres el ritmo perpetuo

de mi propia existencia

y la lluvia que llena de gestos mi cauce

y derrama mi nombre guarecido y complejo.

Carmen del Pino “Carpino"