Poema de María Alcaraz












Mi amigo, el camionero


“Estoy enamorado…me dijo…

de mi oficio”…

Se las daba de tosco,

y lo era,

en realidad, un poco…

Pero gustaba oírlo,

porque sabía bien de lo que hablaba,

Y, hablaba, además,

sintiéndolo muy dentro,

muy de veras,

el oficio aquel

en que había consumido,

su vida entera.

Desde niño, contaba que vivió,

carretera adelante

a bordo de un camión,

trabajando incesante…

Siempre en la carretera.

Atravesando pueblos,

montes y valles,

recorriendo, del mundo,

una gran parte.

Tiene mujer, pero no tiene hijos.

Ningún chiquillo,

le esperaba al volver a casa,

para buscarle caramelos en los bolsillos.

Y le quedó el vacío,

de no haber acudido

mucho tiempo a la escuela.

Ni haber tenido

hijos que, aprender pudieran,

lo que en su tiempo,

el no había podido.

Eso tiene remedio, Juan,

lee lo que puedas,

que nunca es tarde para eso;

Gusta, al oírlo,

ver sus ojos tornarse soñadores,

pensando en sus relatos;

enumerando

los pueblos y ciudades,

por donde fué pasando…

De cada uno de ellos,

igual que de sus gentes,

en su memoria, algo le fue quedando.

Gusta el oírlo, al menos a mí sí…

Siempre pide perdón,

cuando haber hablado mal,

le ha parecido.

Es muy meticuloso,

narrando los detalles…

los más mínimos,

del relato de algún

que otro episodio

de la historia vivida

por él en tantos años

de andar por esos mundos.

He dicho ya su nombre,

¿no es verdad?,

Sí, se llama Juan,

y lo he conocido,

porque este hombre,

tiene sed… tiene hambre…

de hablar de todo aquello

de lo que nunca pudo leer en ningún libro.

Cree ser ignorante…

total… del todo…

porque nunca pudo aprender

mucho en la escuela…

¿Qué dices, Juan?...

Tienes para escribir,

tantísimo aprendido

a través de la vida

que manos al volante

llevas vivido…

Me has enseñado,

sólo en un rato

geografía y costumbres,

de tantos pueblos…

tantos caminos…

que te envidio…¿lo sabes?.

Hablas de aquello que conoces…

y sabes muy bien de lo que hablas…

Desde que siendo un niño,

trabajando empezaste…

a recorrer caminos,

carretera adelante, viendo

paisajes, muchas veces nuevos.

conociendo, tantas y tantas gentes,

tantos y tantos pueblos

y ciudades …viviendo duramente…

Y en tu oficio aprendiendo,

tantas y tantas cosas,

sin que te dieras cuenta…

Cosas que quizás, nunca,

habrías encontrado en ningún libro.

Por MAESTRA, tuviste a la VIDA;

ELLA te fue enseñando,

¡Tantas cosas¡

Bueno, camionero IRREDENTO…

ya estoy diciendo cosas de CAMIONEROS…

¿Estás contento?.


María Alcaraz López