Poema de Manuel La Parra Ripio










LIBRE

Quiere ser libre el ave

sin estar aprisionada,

en jaula de barrotes de oro

con deseos de volar liberada,

sin monsergas de encariñado

carcelero de por sí grotesco

o matrona sin agradable fama.

Quisiera deslizarse

y hacer del aire su cuarto,

aposento de coloreadas aves

y sus nidos en el follaje de un árbol,

tejidos o en adobes moldeados

como hace arquitecto sabio;

en la intimidad con otro pájaro.

Rapaces naturales vuelan

amenazantes en el espacio,

es lo mismo si él es liberado

de tan matemática atención,

incluso cuando es apareado;

quiere él montar su amor

y tener la libertad de su canto.

Cantar sus trinos varios

en danza al tiempo de saltos,

enseñando sus plumajes coloridos

y gorgojear de sus amores alados,

dejadle ser amarillo o blanco al canario

o jilguero de colores vivos

o pío gorrión más pardo.

Dejadle ser como es

y tener pluma por emplumado,

que pueda volar en libertad

si nunca lo podrá encerrado,

dejadle la puerta abierta

y no le pidáis tanto

hacer de sus trinos lloros.

Cantos a la vida añorados

entre versos ripios y arrumacos,

rebosantes de picoteos ellos

al limpiar el cuerpo deseado,

adaptándose a las estaciones

que la naturaleza ha creado;

servicios en la paz vulnerados.

Ya vuela por fin el liberado,

con un desacertado revuelo

deambula algo desorientado,

por encierro sometido

en tanto tiempo acorralado;

acuden voraces rapaces

y víboras quieren sus hálitos.

Regresa más que a prisa, en picado

al encierro de oro bajo palio

por sentirse en libertad descarriado;

volverá a la matemática atención

a la regla de tiempo aparcado,

montará cuando quiera el poseedor

y dormirá tranquilo en jaula contemplado.

Fallecerá después

y serán sus trinos olvidados,

y repondrán su entretener

quizá con otro pájaro,

o imitarán también sus trinos

en un chip de regrabados;

todo dependerá de don dinero.

Caprichos al contado,

los que marcan el gozo humano

entre regalos y simpatías

gracias de un momento deshumanizado;

los sufrimientos ¡esos! no son considerados

pues no piensa él ser apresado,

y cuando lo es, grita, ¡humanismo es libertad!

¡Mis derechos se han vulnerado!

curioso es que sean sólo para los sapiens,

que no hablamos de bravas bestias

decimos de un delicado pájaro,

o de cualquier ser irracional

con derecho a la vida en su campo.

¡Hay! cazador, si tú fueras el cazado…

Manuel La Parra Ripio