
Cuentos del Condestable es un libro de relatos, en número de treinta, ambientados todos ellos en la Edad Media y más concretamente en la España de la Reconquista, cuando se combatían, y también convivían, personas de las tres religiones del Libro.
El hilo conductor de todos ellos es Miguel Lucas de Iranzo, el quinto condestable de Castilla, con cuya vida novelada –de junio del año 1458 a primeros de 1461- se inicia el libro. Mientras se cuenta su historia se van intercalando los relatos contados por él.
Este curioso personaje, joven, hermoso, alegre, libertino, de baja extracción social -como hombre de poco estado y bajo linaje, se le cataloga-, se inició en la corte de la mano Juan Pacheco, marqués de Villena, señor de Belmonte, quien, “deseando favorecer y acrecentar sus vasallos, procuró el aumento de Miguel Lucas para lo cual lo acomodó en vida de Juan II como paje del príncipe Enrique”.
Pero conociendo la trayectoria de Villena, un turbulento, sinuoso y maquinador personaje, que emponzoñó la política y la vida de su tiempo, lo más seguro es que lo hiciera para que el príncipe “mordiera la manzana prohibida” y así fue al poco tiempo. Pronto el muchacho se vio enaltecido con distintos cargos y regalías que al primero que enojan es al propio Villena cuando escapa de su vasallaje. Ya rey, Enrique IV, persona caprichosa, incapaz de tener heredero, débil con la nobleza, complaciente y dadivoso con sus amantes, gusto por los olores extraños y repugnantes, que induce al adulterio a sus esposas, que tiene problemas de salud y un físico nada agraciado, continua encumbrándolo, pero también cediendo a la presión de los nobles.
Por causa de éstos manda detener a Miguel Lucas y por dos meses lo mantiene preso en el alcázar de Madrid. Sin embargo cuando ordena su liberación, sorpresivamente y en una sola ceremonia, lo hace barón, conde y condestable de Castilla, cargo éste último que le coloca en la cima de los honores, el poder y la riqueza pero también en la inquina de los que se han visto relegados, especialmente el de Villena y “la mala bestia” de su hermano el maestre de Calatrava, Pedro Girón, que aspiraban a él.
Surgen críticas abiertas o en coplas (del Provincial, de Mingo Repulgo), en la crónica castellana o la de Alonso Palencia, coaliciones nobiliarias contrarias y revueltas .
Y es que a lo largo de su vida a Enrique IV se le achacan como amantes a Pacheco, Gómez Cáceres, Francisco Valdés, Miguel Lucas, Alonso de Herrera (a éste lo detuvieron cuando al ir a prender al rey lo encontraron durmiendo en su cama), Beltrán de la Cueva y a algunos miembros de su guardia mora. Y es que según Gregorio Marañón, sufría displasia eunocóide de reacción acromegálica, lo que en los tiempos actuales se define como endocrinopatía. Ello parece que le hizo tender hacia la impotencia, al menos parcial, y a la homosexualidad.
Con su primera esposa, Blanca de Navarra, tras trece años de matrimonio, al parecer, no pudo consumarlo -al menos eso es lo que se adujo en el expediente de divorcio-, por encontrarse ligado con ella, es decir, hechizado. Para la noche de bodas con su segunda esposa, la bellísima Juana de Portugal, suprimió la costumbre de exhibir la sábana nupcial. Y parece ser que, pasado el tiempo, estaba tan entera como cuando llegó. De hecho circuló la especie que para quedarse embarazada hubo de someterse a la primera inseminación artificial de que se tiene noticia y que, quizá, su hija la llamada Juana la Beltraneja, fuese concebida de ésta forma. También se dijo que el padre pudo ser Beltrán de la Cueva, de ahí el sobrenombre. El hecho es que esta cuestión produjo la división en Castilla y, al final, quien reinó fue la medio hermana del rey, Isabel, conocida luego por la Católica.
Pero en 1458 ya Miguel Lucas había cambiado, se había casado –sin consumar por falta de la ceremonia de velaciones- con una joven de la nobleza jienense, la condesa de Torres, y se había vuelto muy religioso. Un foco de peste trastoca las cosas y le obliga a enviar lejos a la condesa y él ha de seguir al rey y a su corte ambulante. Su estancia en ella ya no la considera ni honrosa ni segura; teme ser asesinado por sus enemigos. Pide licencia al rey para retirarse a Jaén con su esposa, a “combatir al moro”. Se la niega repetidamente, al contrario, lo obliga a prestarle una y otra vez pleito y homenaje con juramento de no abandonarlo. Desengañado, no encuentra otro medio que intentar la huida. Mientras tanto ha de complacer al rey, a la reina y sus damas (las alegres portuguesitas), organizando partidas de caza, fiestas, comidas campestres, suelta de toros, juegos de cañas, de la sortija y de todo tipo, al tiempo que contarles sus relatos.
En éstos, como en el resto de las páginas del libro, se puede apreciar cómo se vivía en aquellos tiempos, especialmente en aquellos lugares fronterizos, donde la mezcolanza y el intercambio era moneda corriente. Rumís, moros y judíos, unas veces hermanos del libro, otras, enemigos irreconciliables, dan lugar a profesiones o situaciones fronterizas tales como elches, tornados, enaciados, alfaqueques, exeas, fieles del rastro, alcaldes de moros y cristianos, almogávares, homicianos, almayales, recueros, cautivos, esclavos, etc. que pueblan una geografía de torres atalayas, desde donde se vigila y se transmiten noticias con ahumadas, espejos, palomas, etc. a los castillos y fortalezas de donde salen los atajadores o se organizan las aceifas. Al mismo tiempo, y sin una cosa interrumpa la otra, en las en ciudades y puntos autorizados se organizan ferias y mercados, a los que acuden gentes de todas partes y condición.
En los relatos aparecen este tipo de personajes con sus pequeñas historias, tristes, emotivas, picantes, jocosas o divertidas, siempre tratadas con un fino humor y una mezcla de delicadeza y sensibilidad que nos acercan de una manera amena y desenfadada a la vida de aquellos tiempos.
El autor Emilio Sánchez Sánchez, es licenciado en Historia por la UNED y, además de este libro, es autor de la exitosa novela histórica El escudo nazarí, publicada en 2009, que ha sido muy bien acogida por crítica y lectores, y de diversos cuentos y relatos publicados en prensa desde la década de los 80. Actualmente prepara otra novela que versará sobre los últimos años de la Reconquista de Granada y la toma de Melilla.